La Reliquia
Una reliquia es un vestigio que da testimonio de alguien o de algo. Su etimología nos lleva al latín reliquiae, que significa restos[1]. Este concepto lo podemos emplear de manera diversa de acuerdo al contexto.
En el contexto bíblico, encontramos varios “vestigios” que son importantes para dar testimonio de la historia de la Salvación. En libro del Éxodo (Ex 16, 33) nos encontramos con el Maná, que el mismo Dios manda a que se preserve para la descendencia. Más adelante en el libro de los Números (Num 31, 6) hallamos que para la batalla llevan los “objetos sagrados” que podemos decir que son las “reliquias” que guardaban.
En el 1er libro de Samuel (1S 17,54) David toma como trofeo el vestigio de su enemigo. En el 2 libro de Reyes (2Re 18,4) nos encontramos con el destrozo de algunas reliquias. El autor de la carta a los Hebreos (Hb 9, 2-4) nos cuenta que en el Arca de la alianza estaban depositadas 3 reliquias: la urna de oro con el maná, la vara de Aarón que retoñó y las tablas de la Alianza. Podemos afirmar que la existencia de “reliquias” en la historia bíblica es muy abundante y no se es ajeno a su importancia y significado ya que nos conecta, en este caso con Dios.
La Reliquia, en el ámbito religioso, nos conlleva a pensar en los restos del cuerpo de un santo[2]. Es decir a los vestigios que dejan los hombres y mujeres que después de ser peregrinos y extranjeros en este mundo se hacen ciudadanos de la patria celestial. Y que su senda es luz y guía para el encuentro con Cristo nuestro salvador. De estas “reliquias” encontramos muchas en la Iglesia Universal y hasta su uso y veneración ha debido ser regulado para su culto[3]. Podemos entonces decir que tenemos “reliquias” que se refieren a algún “objeto” y “reliquias” que se refieren a partes del cuerpo de una persona.
La Virgen deja su Santa Reliquia
Entre el año 1651 al 1652, tuvieron lugar las apariciones de la Bienaventurada Virgen María Madre de Dios, en la ciudad de Guanare, al indio Coromoto que era el cacique de la tribu de los Cospes en Venezuela. En estas apariciones, la Madre de Dios insiste en recomendar al Cacique que se bauticen, este obstinado en su negatividad y luego de varias apariciones de la “Bella Señora” intenta tomarla del brazo para sacarla de su bohío, que resplandecía, al hacer esto el resplandor cesa, el indio queda inmóvil con la mano empuñada diciendo: “Aquí la tengo cogida” Al abrir la mano se encuentra con una diminuta imagen de la Santísima Virgen Maria que desprendía rayos de luz[4].
Aquí se originó lo que conocemos como la “Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto” un hecho que nos ha causado gran alegría y asombro, ya que es la misma Madre del Salvador la que se ha hecho presente en este diminuto fragmento.
Hecha con un material muy suave como el algodón. Una imagen que muestra a María Santísima, sentada en un trono como Reina soberana, con el Niño Jesús en su regazo y este sostiene el orbe con su mano izquierda y con la derecha levantada en actitud de bendecir. El rostro de la Madres esta sereno y con una sonrisa dibujada, engalanada con un manto escarlata. El niño Jesús esta vestido con ropa española típica para la fecha de la aparición.
El tamaño de la Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto es muy pequeño. Recordemos que al cacique Coromoto le cupo en su mano, pues bien, esta tan solo tiene unas dimensiones de 2,5cm de alto por 2cm de ancho, bastante pequeña. Su sencillez y pequeñez ha querido ser señal discreta para ir sembrando el amor a Cristo.
La Reliquia contiene aun más información, en el año 2009, después de un proceso de restauración que se le realizara (cuyo detalles están en la pagina web) llegamos a conocer varios aspectos interesantes, entre ellos:
- Ya sabemos las dimensiones y el material de la reliquia.
- El rostro de la Virgen es el de una mujer muy joven.
- Los trazos hechos que delinean el rostro de la Virgen es de menos de 2 micras y no existe mano humana que pueda realizar un trazado tan perfecto con esas dimensiones.
- La tinta no penetra el papel, esta adherida y hecha de un solo trazo.
- La Virgen no está sentada en un trono, lo que se ve detrás es un entramado de cañas y este contiene hasta ahora 7 símbolos que se presumen sean indígenas.
- La corona se nota que está hecha de plumas u hojas.
- Los ojos de la Santísima Virgen María, son muy diminutos, 2 micras de alto por 6 de acho, y estos tienen estructura humana, es decir, orbe ocular, iris, cristalino y punto de luz.
- En su ojo izquierdo puede notarse un punto de luz con la forma de una silueta humana. Un hombre de pie con la mano empuñada, lo cual coincide con las narraciones de las apariciones de Nuestra Señora de Coromoto.
Una Reliquia Coronada
La coronación canoníca está incorporada en la liturgia romana desde el siglo XIX, esta se realiza para resaltar la devoción a alguna advocación de Nuestra Señora, y esta consiste en la imposición de una corona o coronas a la imagen u icono escogido. Es por ello que la Reliquia de Nuestra Señora de Coromoto fue coronada canónicamente el 11 de septiembre de 1952. María Santísima de Coromoto, se ha querido quedar como señal maternal para todos los venezolanos que nos amparamos en su protección amorosa.
Esta historia Coromotana reúne de manera singular diversos elementos que se hallan en el transfondo de nuestra idiosincrasia y de nuestra manera de vivir la fe: la raza indígena, con su amor a la libertad y su religiosidad natural; la labor pobladora y evangelizadora de los cristianos españoles; la presencia delicada y discreta de la Virgen; el escenario del piedemonte andino y de la ilimitada llanura que es el corazón de Venezuela; la importancia del núcleo familiar[5].
Nuestra Señora de Coromoto, Renueva la fe en toda la extensión de nuestra patria.
Pbro. Silverio Osorio
[1] Cfr. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.”reliquia”. Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
[2] Cfr. Gran Enciclopedia Rialp, 1991.
[3] Cfr. Codigo de Derecho Canonico, cann. 1186-1190)
[4] https://poramoraticoromoto.com/la-reliquia-de-la-virgen-de-coromoto/
[5] Carta Pastoral Colectiva en la Clausura del Año Jubilar de la Aparición y de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de Coromoto, N° 4. 2003.
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